Domingo 19º del Tiempo Ordinario - Ciclo A ☺ Jesús camina sobre el agua.

10.08.2014 00:01

Mateo (14,22-33): 

Jesús camina sobre el agua.


Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. 
Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» 
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» 
Él le dijo: «Ven.» 
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.» 
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.»

Palabra del Señor

Meditación

 

 

Meditación del Papa Benedicto XVI 

El apóstol Pedro conoció bien esta experiencia, pues la vivió personalmente. Una noche, mientras con los demás discípulos estaba atravesando el lago de Galilea, se vio sorprendido por una tempestad. Su barca, a merced de las olas, ya no lograba avanzar. Jesús se acercó en ese momento caminando sobre las aguas, e invitó a Pedro a bajar de la barca y a caminar hacia Él. Pedro dio algunos pasos entre las olas, pero luego comenzó a hundirse y entonces gritó: "Señor, ¡sálvame!". 
Este episodio fue un signo de la prueba que Pedro debía afrontar en el momento de la pasión de Jesús. Cuando el Señor fue arrestado, tuvo miedo y lo negó tres veces. Fue vencido por la tempestad. Pero cuando su mirada se cruzó con la de Cristo, la misericordia de Dios lo volvió a asir y, haciéndole derramar lágrimas, lo levantó de su caída» (Benedicto XVI, 14 de junio de 2008).

Tomado de

¡Sálvame!, una palabra que pocas veces es utilizada de corazón por el hombre, quiere vida en abundancia pero es incapaz de aceptar la salvación que da Jesús por el compromiso que se requiere, por ello Jesús dice a Pedro: Mt 14:31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”, la duda será siempre el obstáculo que hace que Dios no actué como él sabe hacerlo en el hombre. Una escena que culmina con un Jesús y un Pedro en la barca con los demás discípulos que estaban atónitos y la reacción lógica de quienes han visto una multiplicación asombrosa, sobre natural ahora presencian un hecho extraordinario que sólo compete a Dios y su gesto es la postración, le adoran instintivamente: Mt 14:33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: “Verdaderamente eres Hijo de Dios.”

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