Domingo 25º del Tiempo Ordinario - Ciclo A Los trabajadores de la viña

21.09.2014 06:47

Mateo (20,1-16):

Evangelio según San Mateo (20,1-16), del domingo, 21 de septiembre de 2014

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Reflexión

Cristo necesita tus manos, tu inteligencia, tu servicio, para hacer algo por los demás

Pagar el salario justo y a tiempo es lo que pedimos de todos los empleadores de la tierra. Que, tal como dice el Levítico y el Deuteronomio, todos los trabajadores, sean de esta tierra o forasteros, que viven del sueldo acordado por su labor, la reciban en el momento indicado en el contrato.

En eso el dueño de esta viña es muy justo. Sin importar el horario en que haya contratado a los servidores todos serán recompensados con el salario completo al finalizar el día.

El salario justo está indicado al contratar a los primeros trabajadores, los que están en la obra desde el principio. Por eso, la opinión de estos al recibir lo mismo que los que trabajaron menos es injusta. Se le ha pagado lo prometido, nada menos. Si a los otros se les paga lo mismo no es de su interés.

Los primeros llamados a trabajar para el Viñador, Dios, fueron Abrahán y sus descendientes, luego se llamó a los pueblos paganos, hasta llegar a la época actual, en que todos estamos llamados a este trabajo. Han pasado por esta viña millones y millones de trabajadores, algunos no han realizado su tarea mientras otros la han realizado magníficamente. El salario prometido a Abrahán ha llegado a todos y en la medida que seamos servidores fieles obtendremos el reino de Dios. Todos por igual, sin importar raza, cultura, género ni edad. Sólo basta con aceptar el llamado a trabajar y hacerlo en conciencia.

Dios de la Vida, que amas la justicia, ayúdanos a atraer nuevos trabajadores a tu viña, todos los días, Amén.

Jessica

Tomado de

https://cebiclarzentenochile.blogspot.com/2012/08/mateo-20-1-16-22-agosto-12.html

La Buena Noticia de Cada Dia

Meditación del Papa Francisco
La Iglesia no es sólo para las personas buenas. ¿Queremos decir quién pertenece a la Iglesia, a esta fiesta? Los pecadores, todos nosotros, pecadores, hemos sido invitados. ¿Y aquí qué hacemos? Se hace una comunidad, que tiene dones diferentes: uno tiene el don de la profecía, el otro el ministerio, aquí un profesor… Todos tienen una cualidad, una virtud. Pero la fiesta se hace llevando lo que tengo en común con todos… En la fiesta se participa, se participa totalmente. No se puede entender la existencia cristiana sin esta participación. Es una participación de todos nosotros. "Voy a la fiesta, pero me detengo sólo en la primera sala de estar, porque tengo que estar sólo con tres o cuatro que conozco y los demás..." ¡Esto no se puede hacer en la Iglesia! ¡O entras con todos o permaneces fuera! Tú no puedes hacer una selección: la Iglesia es para todos, empezando por los que he dicho, los más marginados. ¡Es la Iglesia de todos!. (S.S. Francisco, 5 de noviembre de 2013).

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